En América Latina, se están introduciendo soluciones biológicas para combatir las malas hierbas en los cafetales colombianos y algunos cultivos orgánicos en Chile. Estos bioherbicidas destacan por su rápida acción y la ausencia de residuos, ya que están basados en ácidos grasos. Empresas como Anasac están desempeñando un papel importante en esta nueva tendencia. Como modelo de desarrollo sostenible, los bioherbicidas ofrecen una alternativa biológica al control de malezas, a diferencia de los herbicidas químicos convencionales como el glifosato. Estos productos se descomponen rápidamente en el medio ambiente sin dejar residuos tóxicos, lo cual los hace ideales para la producción agrícola.
Anasac, reconocida en el mercado agrícola , está distribuyendo el producto Suppress EC, basado en un ácido graso obtenido del aceite de palma. Este bioherbicida ha tenido una buena recepción en el mercado y se ha utilizado con éxito en viñedos, arándanos, manzanas y avellanos europeos. Una de las ventajas destacadas de este producto es su rápida acción. Suppress EC penetra la cutícula y las membranas celulares de las malas hierbas, alterando el pH interno de las células y provocando su disfunción. Además, reduce las reservas de ATP celular y glucosa-6-fosfato, lo cual conduce a la desecación y colapso del tejido de la planta invasora.
“Al cabo de 24 horas ya se nota la acción de control del bioherbicida de ácido graso, que es ver las plantas invasoras muertas. Puede aplicarse incluso antes de la cosecha, pues tiene carencia de cero días. Cuando cae al suelo, se transforma en alimento para microorganismos”.
Mónica Reveco, de Anasac
El desarrollo de bioherbicidas en América Latina ha sido más lento en comparación con otros biocontroladores, como los bioinsecticidas y las biofungicidas. Sin embargo, es un área que requiere un impulso urgente debido a la resistencia creciente de las malas hierbas a los herbicidas convencionales y a la necesidad de reducir el uso de químicos en la agricultura. La empresa Anasac está desempeñando un rol destacado en la introducción de bioherbicidas en América Latina, y su producto Suppress EC ha mostrado resultados prometedores en el control de las malas hierbas. A medida que se desarrollen y registren más bioherbicidas en la región, se espera un aumento en su uso y una mayor contribución al desarrollo de prácticas agrícolas sostenibles y amigables con el medio ambiente.
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